Ojala existiera ese lugar que muchos buscan y pocos encuentran, donde el tiempo no pasa, donde el miedo no existe, donde el amor se aferra, donde la lluvia no moja y no se le teme a la noche. Ese lugar donde el alma vive para siempre, donde jamás se crece, donde las promesas se recuerdan y se cumple, donde las palabras no lastiman. Donde los amigos te ayudan, y no existe la falsedad; y tu familia te apoya en todas las decisiones que tomes. Ese lugar donde el tiempo ya no importa, y el mismísimo lugar importa mucho menos que cualquier cosa. Ese lugar en el que las lágrimas son provocadas, pura y exclusivamente por la felicidad. Ese lugar en el que no existe el odio, ni la maldad. Donde uno puede vivir sin miedo a perder el camino, lugar en el que obviamente hay que luchar, pero nos transmite la seguridad suficiente para confiar en lo que podemos llegar a lograr y tener seguridad interior. Ese lugar en el cual todo es correspondido, donde nadie te ignora. Tú hablas y contestan. Tú amas y eres amado. Tú esperas, y luego encuentras una maravillosa sorpresa. Ese lugar donde existe la tranquilidad, donde reina la quietud y la paz; no existe la guerra, y cualquier pelea termina fortaleciendo toda amistad. Ese lugar en el que los sentimientos son sagrados, y se los respeta como tal. Aquel lugar en el que se nace para amar, para soñar, para volar, para reír, para llorar y no para morir.